09 noviembre 2007

Observadores

Siempre me he considerado una persona observadora. Observador es algo así como el eufemismo que denota a introvertidos, marginados y gente con deficiencias mentales o sociales. Lo contrario al observador es el extrovertido, quien es capaz de conseguir información por sus propios medios: preguntando o experimentando. Algo aparentemente sencillo pero que es todo un misterio que los de nuestra casta nunca llegaremos a desvelar.

Por culpa de la presión social poco a poco he incorporado algunos comportamientos extrovertidos que hacen que pueda diferenciarme de un autista. He llegado a realizar tareas que en su día me parecieron imposibles, no sin antes morirme de vergüenza y desear que me tragase la tierra. Así es como he llegado a hacer cosas como quejarme de que me han dado mal el cambio, comprar preservativos (uno siempre tiene esperanzas) o pedir información.

Sin embargo, debido a mi condición de observador, siempre hay cosas que no me he atrevido a preguntar y que no me ha desvelado la observación del mundo. Por ejemplo, ¿cómo coño tengo que responder a una pregunta negativa? La lógica dice que si alguien pregunta ¿no quieres sexo conmigo? la respuesta correcta -desde el punto de vista del desesperado observador- es no. Y así lo entendí y lo apliqué yo y fui feliz porque creí que había resuelto el problema satisfactoriamente. Pero no es tan fácil porque la gente tiende a interpretar la respuesta como si la pregunta se hubiera formulado en su manera afirmativa. Tuve que quedarme varias veces sin hacer lo que quería, sin postre y sin jugar a fútbol en el patio del colegio por una perversión del lenguaje. Por supuesto eso de preguntar va en contra de la naturaleza del observador. Es como alguien heterosexual comprándose un iPod o como un hombre preguntando la localización de algo cuando se pierde.

El estoicismo es la base del observador. Se dejará meter agujas debajo de las uñas y participará en sesiones de sadomasoquismo si su interlocutor da por asumido que es lo que quiere. Un buen observador se dejará pisotear sólo por no llevar la contraria a nadie.

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