13 noviembre 2007

Internet y la gestión del conocimiento

Los seres humanos somos animales inteligentes. Nuestra historia, supervivencia y evolución se basa en nuestra inteligencia. Pero la inteligencia no es nada por sí misma, lo valioso de la inteligencia es la capacidad de crear conocimiento a partir de un conocimiento anterior. Por eso es esencial la manera en que se gestiona el conocimiento. La inteligencia de un sólo individuo es casi irrelevante. Necesitamos transmitir el conocimiento anterior y guardar el nuevo para aprovechar la inteligencia del individuo. Es por eso que el ser humano es un animal social.

Las sociedades han sido el sistema de gestión de conocimiento por excelencia. Un individuo puede gozar de las ventajas del conocimiento acumulado durante varias generaciones sin tener que usar su inteligencia para ello. Los individuos pueden especializarse y con ello lograr aprovechar eficientemente la inteligencia y generar nuevo conocimiento. En las sociedades humanas los sistemas políticos y económicos son los que rigen el sistema de gestión del conocimiento. Además, a pesar de que esa no sea la tendencia actual, la transmisión y acceso al conocimiento sigue siendo piramidal. Sólo unos pocos crean mientras que son muchos los que acceden al conocimiento. Seguimos siendo simios: uno crea los otros copian.

La informática en general e internet en particular suponen un cambio radical en los mecanismos de gestión del conocimiento. Las redes sociales (wikis, twitter, last.fm, foros, fotologs...) son el exponente máximo de lo que está sucediendo. Hasta ahora el aprovechamiento de la inteligencia era un proceso lento, tedioso y, por lo general, con poco rendimiento. Internet nos permite a todos los individuos crear contenido. Esto elimina la estructura piramidal imperante. La función de las redes sociales, lejos de seleccionar el contenido, es la de combinar la inteligencia de los individuos para crear conocimiento. Así es como aparece el término de inteligencia colectiva. La inteligencia acumulada de un gran grupo de individuos genera, casi con seguridad, un conocimiento más preciso y valioso que el de un selecto grupo de individuos.

Si antes eramos monos ahora parece que estamos evolucionando a hormigas. Todo el mundo actúa individualmente dentro de la red. De manera aislada no parece gran cosa pero combinado apropiadamente con el resto de individuos se genera una estructura de conocimiento útil y magnífica.

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