30 octubre 2007

Malditos horarios

Llevo desde que hemos empezado el curso con constantes problemas de sueño. Tal es así que me he visto inmerso en una espiral de deterioro físico y mental por la cual mi estado actual es aproximadamente igual al de un zombie. A mi ya me está bien porque así mañana no tengo porque disfrazarme, algo que me incomoda bastante. Aunque pensándolo bien y siendo sinceros el insomnio es algo más incomodo. Puestos a elegir elijo ir haciendo el subnormal por las calles perdiendo lo que resta de mi dignidad que tampoco es mucho.

Bueno, pongámonos en tono victimistas e hipocondríacos. [Mode Woody_Allen ON]. Ya he experimentado bastantes síntomas de esta falta de sueño crónica. Sobretodo irritabilidad, visión borrosa, hiperactividad (aunque eso suele ser normal en mí), falta de concentración y dolores de cabeza. Desgraciadamente no me han tocado los efectos más molones: desmayos, despersonalización o alucinaciones. Creo que hay una ley por la cual sólo los yonkis y eslabones más bajos de la sociedad pueden tener alucinaciones y cosas guays; aunque bueno, esto tampoco lo he contrastado que para algo soy un medio de comunicación moderno.

Con todo esto me he planteado posibles soluciones. A principio de curso intenté adoptar el día de 28 horas. Al final me rendí a la evidencia: si el día tiene 24 horas es porque Él tiene 24 tentáculos y porque girado es 42. Así pues la única solución que me resta es pasarme al sustrato social y convertirme en yonki. De este modo es como he acabado enganchado a ese producto que de manera indirecta ha escrito más código que toda la india: el Red Bull. Aunque bueno, eso ya es otro tema. Ya hablaré otro día.

29 octubre 2007

Crítica: Stardust

Neil Gaiman tiene la capacidad de sumergirnos en un mundo totalmente diferente. Mundos fantásticos que a su vez son sólidos y consistentes; mundos que resultan divertidos de desentrañar. Sin embargo, no es lo mismo contar una historia en una pantalla que hacerlo en papel.

Stardust es un intento de adaptar la historia de Neil Gaiman al cine. Sin embargo, a la hora de adaptar una novela hay que tener en cuenta que las peculiaridades narrativas del cine son totalmente distintas. Siempre me ha parecido ridículo la comparación entre una película y su homologo en papel. Del mismo modo me parece estúpido decir que para entender una película se tiene que haber leído el libro o el cómic. Una película debe ser diferente a la fuente de su adapatación. Debe ser por si misma completa y autodescriptiva y eso no se logra haciendo un copy&paste de la novela.

Al visionar la película se nota algo extraño e inusual en el curso de la acción. La historia transcurre de manera frenética y descontrolada. Uno tiene la sensación de que no se ha hecho una adaptación de la novela, sino una condensación. La historia más que contada parece vomitada. Debido a ese exceso de información al final se olvida lo importante de la película: los detalles. Lo que realmente nos fascina, los entresijos de los personajes y de ese mundo de fantasía, quedan al aire por querer contar demasiado.

Con Stardust se ha cometido el error del querer plasmar lo mismo que en la novela. Puede que funcionase con 300 -aunque sólo fuera a nivel de taquilla - pero desde luego no funciona con Stardust. Una histora de este calibre y profundidad requiere una nueva redacción de la historia y cambiar el orden y ritmo narrativos, algo que no se ha hecho debidamente quizás por miedo a mancillar al señor Gaiman. La película es un ejemplo perfecto de como se puede tirar a la basura una historia por culpa de una mala adaptación.

En fin, otra película más al cajón de "prometía pero al final nada".

28 octubre 2007

Crítica: El orfanato

Estamos muy acostumbrados a ese aspecto cutre, casi de serie B, del cine español. Quizás es por eso que sorprende ver una película como El orfanato. Y es que si hay algo que no se le puede echar en cara a la cinta es la realización. Desde luego es absurdo juzgar una película por su estética o por su taquilla. Aunque a veces lo primero lleva a lo segundo y entre las dos cosas se acaba confundiendo el valor real de la película con el económico.

Dejando ese tema aparte; a pesar de su buen acabado la película hereda todas las miserias de su género. Se empapa de los mismos clichés que sus antecesoras. Esto es un doble error, no se puede pretender competir con hollywood en su terreno. Del mismo modo tampoco se puede intentar desde una industria más pequeña entrar en el mercado sin innovar.

Por supuesto siempre habrá quién salga a la defensa diciendo que "los efectos son muy buenos" o que los sustos son de infarto, aunque entonces ya no estamos hablando de cine. En definitiva, El orfanato es un filme que no aporta nada nuevo a un género ya de por sí pobre, con esto sólo cabe esperar una otra película paupérrima.