Superpoderes subestimados

Siguiendo el primer Blog Carnival Freak, aquí va mi aportación.

Creo que debo empezar contando como surgió la idea de los superpoderes subestimados. Remontémonos unas cuantas semanas atrás. Me encuentro cenando en el típico buffet japonés de cinta giratoria, veo que se acerca en la lejanía un delicioso plato de arroz con sus trozos de tortilla incluidos. Lo miro fijamente buscando algo que me haga sospechar que está caliente: un hilo de humo casi invisible o un ligero crepitar al pasar por mi lado. No encuentro nada, pero como es el primer plato de arroz que veo desde hace unos minutos lo cojo. ¡Está frío!

En esos momentos me hice la misma pregunta que los niños somalíes, ¿quién necesita volar cuando no puedes comer un plato de arroz en condiciones? Que le den a Superman, yo quiero visión infrarroja. Pensaréis que es una chorrada, pero pensad en la cantidad de utilidades que tiene en lo referente al sexo opuesto. No hablo de espiar a las chicas en la oscuridad, que tampoco está mal, a lo que me refiero es a la interacción social. Con el tono de las zonas erógenas puedes descubrir si le gustas o no a la chica con la que hablas. Que te contesten con monosílabos puede ser señal suficiente para algunos, pero a mi siempre me ha costado adivinar estas cosas. Y ya no hablemos de evitar soltar según que comentarios cuando la chica está en "esos días del mes" (odio este eufemismo). La reacción de O-Ren Ishii en Kill Bill al nombrar su origen chino-americano no fue desproporcionada, solo fue un comentario desafortunado en un día de regla. Llamadme machista, pero estoy convencido de que la única razón por la que conservo la cabeza es que las compresas no permiten tanta movilidad como anuncian en la tele.

El siguiente superpoder es un tema recurrente en mi vida y en este blog: el brazo biónico. Como sabéis, mi sueño es amputarme el brazo izquierdo y ponerme en su lugar un brazo biónico. Obviamente no me vale cualquier prótesis barata de las que hay en el mercado. Quiero un brazo que pueda hacer todo lo que un brazo normal y más cosas como, por ejemplo, aplastar latas con la mano, levantar 40 kilos sin inmutarme o abrir un abrefácil. Ante todo debería tener una interfaz para programar el brazo e instalar programas con modo automático. Esto te permite hacer cosas como tocar el piano aunque no tengas ni idea. Pensaréis que al final terminaría dándole el mismo uso que Wolowitz en Big Bang Theory mientras uso mi visión infrarroja para espiar a la vecina que se baña desnuda por las noches. ¿Qué problema hay? Los superhéroes también tienen derecho a una vida sexual plena.

Por último algo más trascendental. Quiero ser un perfecto poliglota. Joder, puesto así parece que me estoy insultando. Me encantaría dominar todos las lenguas, a nivel oral y escrito (por favor, absteneos de las bromitas con el griego y el francés. Os veo venir). Me frustra y me desquicia no conseguir expresar algo con total precisión. Me sucede muy a menudo con el inglés pero incluso a veces también con el castellano y el catalán. Me gustaría poder hablar con cualquier persona del mundo y poder comunicarme a la perfección. Pensaréis que esto conlleva unas ventajas brutales a la hora de viajar y no os quito la razón. Pero viviendo en Mallorca puede ser incluso una cuestión de supervivencia.

Lo admito, tengo un trauma infantil con esto. Cuando era pequeño me perdí en la playa. Era un niño de ojos azules y rubio (un perfecto niño alemán) correteando desesperado entre las dunas en busca de sus padres. Los gentiles turistas me hablaban en idiomas extraños y yo no entendía nada, creía que había cruzado el océano por error y había terminado en un país extraño. Me encontraron horas más tarde llorando mientras gritaba "JO SÓC MALLORQUÍ!".

Hasta aquí el primer Blog Carnival Freak. Recordad que todavía estáis a tiempo de adheriros, ¡solo hace falta escribir un post siguiendo el tema de la semana!