10 enero 2012

¡Qué duro es ser mujer!


Después de aquel primer día de trabajo ahora ya sé donde está el baño en mi trabajo. Y menudo descubrimiento: los aseos del trabajo son un lugar fascinante y lleno de anécdotas. Todavía recuerdo incrédulo esa historia que cuentan las señoras de la limpieza del hombre que "mea sentado con la churra fuera del retrete" y deja su marca en suelos y paredes.

Pero no os voy a aburrir con estas historias, traigo material fresco y de primera mano. Hoy he ido a mear y estaban todas las puertas de los retretes cerradas. En ese baño no hay meaderos de pie así que me he armado de valor y he ido a por todas. Al fin y al cabo lo normal es que la puerta esté cerrada pero el baño esté desocupado.

Primera puerta: cerrada.

Segunda puerta: cerrada.

Tercera puerta: cerrada... 

Por unos segundos me he visualizado como un concursante de Humor Amarillo en la prueba de las puertas. La analogía me ha resultado tan cómica que he estado a punto de mearme de risa in situ. Sí, a veces me hago gracia y me río solo, llamadme psicópata si queréis.

Pero todavía quedaban dos puertas por probar y lo peor no había llegado. Estaba casi convencido de que habían cerrado las puertas por una avería o porque habían vuelto a cortar el agua, así que he empujado la puerta con despreocupación. Imaginaos la escena: yo aguantándome las carcajadas mientras abro con ímpetu una puerta y me encuentro cara a cara con un calvo sudoroso pariendo un huevo de avestruz. Ahora ya me sentía como el Chino Cudeiro cuando abre la puerta de un brinco y se encuentra de frente a ese calvo en mallas que parece que va a hacerle de todo menos daño. Joder, esto es peor que mear de pie y que se te pongan al lado a hablar; para que quede claro: no se habla con la polla en la mano y entre polla y polla tiene que haber mármol. Y antes de que preguntéis: todo ha sido muy rápido y no me ha dado tiempo a ver si la churra del señor estaba dentro o fuera.

Bueno, si la moneda ha salido 4 veces cruz, ¿cual es la posibilidad de que vuelva a salir cruz? ¡Es casi imposible! Y sí, por supuesto que ha salido cruz. ¡¿Pero tan difícil es echar el puto pestillo?!

Total, que todo esto me ha hecho reflexionar que tiene que ser muy duro ser mujer y enfrentarse a este dilema a diario. Donde esté el mear de pie que se quite lo demás.

No olvidéis leer la respuesta de Jill a este post: Baños públicos y mujeres.