Llevo ya dos días dándole vueltas al mismo tema: ¿qué pasaría con mis ahorros si España volviese a la peseta? Está claro que es un escenario improbable aunque en la situación actual y con Grecia al borde del abismo tiene mucho sentido cuestionárselo. No estoy en situación de poder decidir sobre los ahorros de nadie, ni siquiera tengo formación económica. Sin embargo, quiero compartir los datos y herramientas que he utilizado para decidir qué voy a hacer con mi dinero con la intención de que
podáis decidir por vosotros mismos.
En el momento que el gobierno anunciase que España vuelve a la peseta
se restringiría la disposición del dinero de las cuentas corrientes. Algo muy parecido a lo que sucedió con el
corralito en Argentina. Ante la inevitable depreciación de la peseta todo el mundo querría disponer de sus euros, pero si todos los ciudadanos lo hicieran se colapsaría el sistema bancario y la medida no tendría ningún sentido. Una vez anunciada la medida no tendríamos nada que hacer, solo esperar a que convirtiesen nuestro dinero a pesetas.
Un estudio de Nomura calcula que la depreciación de la peseta frente al euro sería de un 35.5%. Así es como del día a la mañana
pasaríamos de tener 1000€ ahorrados en nuestro banco a tener el equivalente en pesetas a 645€.
Aunque sea poco probable que suceda esto, si sucediera nos dejaría bien jodidos. Por otro lado, lo más probable es que ganemos cierto porcentaje de intereses y nos quedemos tan contentos.
Entonces, ¿qué debería hacer con mi dinero ante una posible vuelta a la peseta? La respuesta correcta es llevarte el dinero a un paraíso fiscal, robar todo lo posible al estado y declarar todo el dinero fuera. Supondremos que somos un ciudadano de segunda, no somos políticos ni miembros de la casa real. Entonces solo tenemos dos opciones:
dejar el dinero en el banco o sacar el dinero y guardarlo bajo el colchón o caja de cartón en los que dormimos.
¿Qué deberíamos hacer? La respuesta es tan sencilla como aplicar una ecuación y comparar lo que ganaríamos con cada una de las opciones. Por un lado, podemos dejar el dinero en un fondo de inversión que nos dará cierto interés anual (
i) sobre nuestra cantidad de dinero (
k). Sea la probabilidad de volver a la peseta
p la probabilidad de obtener estos beneficios es
1 - p. Por tanto el total que podemos esperar dejando nuestro dinero en el banco es:
( 1 - p ) · i · k
La otra opción que tenemos es guardar nuestros euros en casa. En ese caso ganaríamos (o dejaríamos de perder) nuestra cantidad de dinero (k) por la depreciación (d) por la probabilidad de volver a la peseta (p).
p · d · k
Si queremos saber que nos conviene más solo tendemos que resolver esta ecuación.
( 1 - p) · i · k - p · d · k = 0
o lo que es lo mismo
( 1 - p ) · i · k = p · d · k
Esta ecuación nos serviría si nos diese lo mismo perder que ganar. Como normalmente esto no es así, es necesario introducir un factor α que llamaremos
factor de aversión al riesgo. Obtenemos así la ecuación.
( 1 - α ) · ( 1 - p ) · i · k = α · p · d · k
Si nos da lo mismo perder que ganar α será igual a 0.5. Por lo general las personas somos reacias al riesgo ( 0.5 < α < 1 ), damos más importancia a perder una cantidad de dinero que a ganar el mismo dinero, es por eso que no nos jugamos nuestros ahorros a cara o cruz. Por por poner un ejemplo, en mi caso tengo un dinero ahorrado con el que planeo irme de viaje. Si pierdo 500€ estaré muy triste porque no podré irme de viaje. Si gano 500€ estaré contento, por no me solucionan tanto como para arriesgarme a perder los 500€ con los que me iría de viaje.
Si nos fijamos de nuevo en la ecuación anterior veremos que la cantidad de dinero que tenemos está en los dos factores de la igualdad así que lo podemos eliminar. Como era de esperar nuestra cantidad de dinero no influirá en nuestra decisión*.
( 1 - α ) · ( 1 - p ) · i · k = α · p · d · k
( 1 - α ) · ( 1 - p ) · i = α · p · d
Dicho todo esto ya podemos resolver la ecuación. En mi caso, y como no tengo mucho dinero, el banco me ofrece al 2.35% T.A.E. en un depósito anual, por tanto i = 0.0235. Nos fiaremos del dato anterior y supondremos que la depreciación de la peseta sería del 35.5%, d = 0.355. Por último seremos un poco intrépidos y diremos que mi factor de aversión al riesgo es α = 0.6, es decir, me da lo mismo perder 10 que ganar 15.
( 1 - α ) · ( 1 - p ) · i = α · p · d
( 1 - 0.6 ) · ( 1 - p) · 0.0235 = 0.6 · p · 0.355
0.4 · ( 1 - p) · 0.0235 = 0.213p
0.0094 - 0.0094p = 0.213p
0.213p + 0.0094p = 0.0094
0.2224p = 0.0094
p = 0.0094 / 0.2224 = 0.0423
p = 0.0423
Como resultado de resolver la ecuación tenemos el valor de la única variable que no conocíamos. ¿Qué significa p = 0.0423? Significa que nos da lo mismo dejar el dinero en el banco que sacarlo si la probabilidad de que volvamos a la peseta (de ahora en adelante P) durante el próximo año es de 4.23%. Si estimamos que la probabilidad de que volvamos a la peseta es mayor a 4.23% ( P > p ) debemos sacar el dinero del banco, en caso contrario ( P < p ) tenemos que meterlo en el depósito a plazo fijo. Por el mismo resultado se deduce que debemos mantener nuestro dinero en el banco mientras que la probabilidad de volver a la peseta sea menor a 4.23%.
Por supuesto que no hemos descubierto nada. El gobierno y todas las empresas cuentan con estos factores. De hecho, esto nos sirve para predecir su comportamiento. Si en algún momento la suma de todos los ahorros que llamaremos comprometidos ( P > p ) fuese mayor a la cantidad total de retirada de dinero que podrían soportar los bancos tendríamos corralito. Una vez establecido el corralito habría que intentar revertir la situación. Se podrían atacar dos frentes: por un lado reducir P, es decir aumentar la confianza. Por otro lado podríamos aumentar p, ya fuese reduciendo la depreciación esperada (d) o aumentando el interés (i), incluso se podría intentar disminuir la aversión al riesgo (α) aunque la única manera que se me ocurre es legalizar las drogas. Si ninguna de las medidas consiguiese revertir la situación entonces terminaríamos entrando en la peseta.
Finalmente podemos deducir lo que al principio solo sospechábamos: si volvemos a la peseta se hará de manera silenciosa e inesperada y tendremos corralito de un día para otro sin previo aviso. Yo por si acaso he hecho números y ya sé que hacer con mis ahorros. Ahora os toca a vosotros decidir.
* Aunque la cantidad de dinero que tengamos no influya en la decisión sí que puede influir en el interés que nos ofrece un depósito de plazo fijo o incluso en nuestro factor de aversión al riesgo.